Cómo Pablo falsificó
la enseñanza de Jesús

 

El Teólogo N°5, actualizado en 7.8.2022

 


 

El Teólogo N° 5 explica, como PabloPaulus-Potrait aus Palermo transformó el mensaje de Jesús de Nazaret e impuso los fundamentos para la posterior Iglesia estatal greco-romana

 

 

En realidad, Jesús de Nazaret lo había preparado todo bien: Él convocó a algunos de sus seguidores como apóstoles y les encargó la dirección de la feligresía original en Jerusalén y otras comunidades. Y desde allí salían hombres y mujeres para dar a conocer el mensaje del Reino de Dios que estaba por venir, también fuera de Israel. Esto funcionó más o menos bien hasta que se incorporó Saulo, el posterior Pablo. Con Pablo comenzó la falsificación de la enseñanza de Jesús y la paulatina construcción de una estructura eclesiástica institucional. 

 

 Retrato de Pablo con aureola en una iglesia en Palermo/Sicilia   


 

 

 

 

Mientras que los apóstoles aún eran instruidos y enseñados directamente por Jesús, Pablo no conoce a Jesús. ¿Es Jesús, según esto, en Pablo solo una “figura metafísica, a la cual se le podía imputar todo”, como lo comentó una vez el filósofo Friedrich Nietzsche? Pablo no muestra ningún interés por la vida de Jesús de Nazaret, por el cual se podría haber orientado tomándolo como modelo. 

 


1ª parte  – El soslayado ataque al cristianismo primitivo: Cómo Pablo alteró la enseñanza de Jesús
 


2ª parte – Los primeros cristianos eran vegetarianos: Cómo Pablo introdujo la carne en la dieta cristiana original
 


3ª parte – Pablo puesto en duda: ¿Servidor humilde o teólogo presuntuoso ?
 

 

 




1ª parte : El ataque soslayado al cristianismo primitivo

 

Cómo Pablo alteró la enseñanza de Jesús

 

Jesus und seine Jünger Las primeras sociedades cristianas prístinas eran guiadas directamente por Cristo mediante la palabra profética. Él se manifestó por profetas, y según la testificación de los hechos de los apóstoles la multitud de los creyentes eran como un corazón y un alma (Hechos 4, 32). Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en la partición del pan y en las oraciones (Hechos 2, 42). Y le hicieron el bien al prójimo “y teniendo favor con todo el pueblo” (Hechos 2, 47). En esta época llegó Saulo, llamado más tarde Pablo, y dió el primer y mayor motivo para discordias …

 

Saulo de Tarso, en Asia menor (la actual Turquía) es, como fariseo judío, un encarnizado enemigo de Jesús de Nazaret y persigue a la comunidad cristiana original. En una visión un día cree escuchar la voz del hombre de Nazaret, y también cree estarlo viendo. Después de esta experiencia, Pablo llega al convencimiento de que Jesús en realidad es y fue “Cristo”, es decir, el enviado por Dios, el prometido salvador de Israel. Pablo se reorienta. En el futuro quiere luchar por él y ya no más contra él. Pero desde el comienzo no está dispuesto a encasillarse dentro de la comunidad existente. Él incluso hace notar que no dialogó con los otros cristianos originarios (Gálatas 1, 16). Por decisión propia comenzó a predicar. Después de tres años Pedro les visita por dos semanas, y luego vuelve a viajar por el país.

 

Muy pronto se comprueba que Pablo mezcla la enseñanza cristiana con sus conceptos romanos, y allí donde en sus viajes se encuentra con grupos cristianos originarios, se producen discrepancias y conflictos. Pero Pablo no permite que le digan nada ni que lo corrijan. Al contrario: Cuando al cabo de 14 años (!), se llega a las primeras conversaciones oficiales con todos los responsables del movimiento cristiano originario, Pablo escarmienta severamente a Pedro y “le resistí cara a cara”, como él mismo lo escribe en la Biblia (Gálatas 2). La  rencilla con Pedro, a quién Pablo acusa abiertamente de hipocresía, se enciende en las raíces judías del cristianismo primitivo y entre otras cosas en la cuestión del consumo de carne en la comida cristiana originaria (ver parte 2). Pero las diferencias entre Pablo por un lado, y los apóstoles y Jesús de Nazaret por otro  son mucho más amplias …

 

Ningún interés por Jesús

 

Mientras que los apóstoles fueron aleccionados directamente por Jesús, Pablo no conoció a Jesús. En vez de esto aprendió la enseñanza farisea de los adversarios del hombre de Nazaret. Pero en vez de informarse lo más posible sobre Jesús y orientarse tanto como sea posible a él como modelo, Pablo declara su deficiencia simplemente como insignificante y escribe con arrogancia “aún si a Cristo conocimos según la carne [referido a los apóstoles], ya no lo conocemos así” (2da Corintios 5, 16). ¿Pero de dónde quiere saber Pablo si el “Cristo” de su versión y su imaginación concuerda con el Cristo que vivió en Jesús de Nazaret entre los hombres? Jesús, el Cristo, para Pablo parece ser más bien “solo un motivo”, es una “figura mítica a la cual se le pudo imputar todo”, tal como le reprocha el filósofo Friedrich Nietzsche.

 

Y de hecho: En vez de preguntar qué había enseñado Jesús, Pablo interpreta la vida de Jesús según la muestra de las religiones de misterios paganas y del culto imperial, donde se habla de dioses que mueren y que vuelven a resucitar, en las cuales el creyente podría tener participación mediante identificación o mediante ejercicios mágicos. Igualmente se acopla al culto de sacrificios judío y lo reinterpreta: Mientras que judíos ortodoxos quieren apaciguar una supuesta ira de Dios, Pablo declara sencillamente que la sangre que Jesús  ha derramado en su ejecución aparentemente tendría por siempre un efecto expiatorio para Dios (Romanos 3, 25), de manera que los sacrificios de animales ya no serían necesarios.


La reinterpretación


Por cierto, Jesús también era contrario a los sacrificios de animales. Pero a lo contrario de Pablo, él había anunciado a un Dios que no necesita ningún “sacrificio expiatorio” y que nunca había necesitado uno. En vez de esto, el deseo de Dios sería que todos sus hijos le abran su corazón y que paso a paso “sacrifiquen” su ego y estén a disposición del prójimo. Pablo empero regresa a la concepción divina de los hombres, anterior a Cristo (de la ira de Dios y del sacrificio expiatorio), y alude esto solo ahora a Cristo. El punto álgido de su reinterpretación consiste en que con solo la creencia en la muerte de Jesús como suceso de salvación toso se podría justificar –o sea
sin merecimiento”, es decir sin obras buenas. Este fue uno de los mensajes esenciales de Pablo y fue un mensaje agradable para el pueblo. Con el incómodo Jesús de Nazaret esto no tenía nada que ver. Porque Jesús enseñaba observar los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña diciendo: “haz esto, y vivirás” (Lucas 10, 27).

 

Con esto Pablo estableció las bases para una Iglesia popular, que pronto va a celebrar cultos para el “acto de sanación”, que nuevamente fueron tomados del paganismo. Ya un alumno de Pablo de la primera generación convierte a Jesús, el Cristo, en un “sumo sacerdote” (en la Epístola a los Hebreos de la Biblia), cuya sangre “limpia nuestra conciencia” (9, 11). Pronto siguen los teólogos y escribas como “sacerdotes asistentes”, nuevamente hay ritos y ceremonias, talares, púlpitos y altares, tal como la gente estaba acostumbrada en sus religiones de antes. Jesús no quiso ser entendido como “sumo sacerdote”. Él pudo haberse dejado elevar a esta categoría por sus apóstoles. Pero con Jesús y sus seguidores los sacerdotes y rituales se hicieron superfluos, ya que las personas de esa época habían comenzado a ubicar el Reino de Dios en su propio interior, puesto que no tenían a ningún superior frente a ellos y tampoco necesitaban a un “mediador” ante Dios. Los primeros cristianos originarios construyeron su relación con Dios dentro de sí, y fueron guiados directamente por Cristo, cuando Él se manifestaba por un profeta.

 

Pablo frente a esto es el primer escriba que llega a una posición de responsabilidad mayor para la sociedad originaria. Con esto usó habilidosamente su ventaja intelectual frente a los expescadores y carpinteros de entre los apóstoles. Estos por ejemplo son mucho menos diestros en cosas de discusión y por otro lado tampoco pueden evitar cómo Pablo introduce su “conocimiento” teológico, cambiando con esto de forma obvia o no tanto la enseñanza cristiana. Así también enseña a la comunidad de Roma una predestinación (capítulo 9; “Dios elije y obceca al que quiere”), lo que nuevamente no tiene nada que ver con Jesús. Y también lo que escribe a la comunidad de Corinto no proviene de Jesús: “ Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios” (1era  Corintios 2, 14). Así Pablo, “se han de discernir espiritualmente”. Con esto les niega a las personas simples, en parte de entendimiento infantil, la posibilidad del conocimiento de Dios por ejemplo en la naturaleza, y en vez de esto se lo concede al hombre “espiritual”. Posteriormente la Iglesia declara, basándose en Pablo, que solo por ella, la iglesia, se podría recibir el Espíritu de Dios, y a sus “funcionarios” los hace llamarse “clérigos”. Jesús enseñó otra cosa, por ejemplo: “Que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos” (Mateo 18, 3).

 

El “Virus Roma”

 

Robert Kehl escribe en su librito Jesús, el mayor engañado de todos los tiempos: “Posiblemente algo peor no le podía haber pasado a Jesús, que un fariseo de raza pura fuera a tomar en sus manos los asuntos de Jesús, aunque lo hiciera de buena fe.“ Pablo actuó entonces con buenas intenciones, pero su tarea tenía que haber sido liberar su manera de pensar y emocional del modelo de pensamiento cultural, intelectual y fariseo y de las tradiciones autoritarias de los romanos, antes de ponerse a recorrer el país como profesor. Pablo no lo hizo.

 

Como es usual en su entorno romano, Pablo también degrada a la mujer, a pesar de que Jesús la considera como igual. Ella debe mantenerse callada en las asambleas, y debe preguntarle todo al marido en casa (1era de Corintios 14, 33-35). Cristo, dice Pablo, es la cabeza solo del hombre, “el varón es la cabeza de la mujer” (1era de Corintios 11, 3). Y “el varón … es gloria e imagen de Dios, pero la mujer es la gloria del varón” (V. 7). Y sigue: “Tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón” (V. 9).

 

Y en su enseñanza estatal Pablo adapta completamente el cristianismo al Imperium Romanum, declarando que el cristiano debe obedecer a la superioridad de este mundo, ya que esta es impuesta y ordenada por Dios y es “sirvienta de Dios”, que con la espada cumple “juicios” justos (Romanos 13) – una enseñanza con efectos desastrosos para los siguientes 2000 años. Jesús de Nazaret y los apóstoles no enseñaron esto. Donde ellos dicen diplomáticamente: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (Marcos 12, 17). O en caso de un conflicto. “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5, 29).

 

Sin embargo, algunos defensores de Pablo parten de la base de que esta parte de la carta a los romanos es una falsificación, o una corrección de un alumno de Pablo, al igual que su orden en la primera Carta a los Corintios, de que las mujeres han de callar en las asambleas. Pero esto no cambiaría mayormente los hechos, solo desplazaría las valoraciones. “Pablo” como persona, en esta parte se habría acercado más a Jesús (lo que sería deseable para él) a cargo del “Pablo” de la tradición. Incluso si el propio Pablo como persona llegó a ser parcialmente víctima de sus alumnos falsificadores, no es posible explicar todas las contradicciones y diferencias con Jesús. Además, la ciencia teológica considera esta parte de la Carta a los Romanos como auténtica, mientras que la autenticidad de la orden de silencio a las mujeres también está puesta en duda por parte de aquellos. Aquí no es mayormente necesario profundizar más en esta temática. También se puede tomar a “Pablo” tal como él se representa en las cartas redactadas por él y dejar conscientemente abierto si algunas de las frases van por cuenta de sus sucesores (ver también "El Teólogo Nº 14" – Jerónimo y el origen de la Biblia).

 

De regreso a la enseñanza estatal: Mediante su adaptación al sistema romano, Pablo y sus adeptos también consienten en cierto modo que exista la esclavitud (Carta a Filemón), y a consecuencia de esta enseñanza, el servicio militar (Epístola a los Romanos 13). La Iglesia y sus teólogos en todo caso siempre lo han entendido así.

 

La tarea de los israelitas de cumplir la alianza con Dios y de llegar a ser modelo para todos los pueblos (Génesis 12, 3), Pablo lo ve como algo fracasado irremediablemente, y simplemente lo invirtió en lo contrario. Los pueblos en vías de ser cristianizados ahora deberán ser modelo para Israel. Por la caída de Israel, “por su transgresión, vino la salvación a los gentiles (Romanos 11, 11).

Esto también fue planeado de forma algo diferente: Pues también para los “gentiles” esta oferta de sucesión debía estar abierta de manera que un pueblo se forma de muchos pueblos. Sin embargo, la comunidad originaria de Jerusalén debía quedar como célula de origen, desde donde el Reino de Dios iría a tomar forma lentamente. Y ahora como antes el pueblo de Israel estaba en la obligatoriedad de la alianza con Dios. Pero Pablo se deslinda de forma cortante, “Yo lo tengo por basura” (Filipenses 3, 8), aún cuando tenga a la vista su falsificación y tergiversación. Sin embargo, ni siquiera pone los Diez Mandamientos como centro de su enseñanza.

 

Resumiendo se puede decir: Con su separación de las raíces judías, con el mensaje cómodo de que con la fe es suficiente y su acercamiento al Estado romano totalitario, Pablo crea la condición para que el cristianismo que él enseña pueda ascender en corto tiempo a ser una religión popular y estatal del imperio romano. Friedrich Nietzsche habla acertadamente cuando describe a Pablo como el “inventor del cristianismo”. 

Y en el año 70 d. C., Jerusalén no solo es conquistado en lo exterior por las tropas romanas. También Jerusalén como centro espiritual del cristianismo originario es reemplazada lentamente por un cristianismo greco-romano, que muy pronto toma influencia desde Roma y que injustamente se refiere a Cristo. Porque se trata de una nueva religión, de la que se puede considerar a Pablo
como su fundador.
 

 


 

2ª parte : Los primeros cristianos eran vegetarianos

 

Cómo Pablo introdujo la carne en la dieta del cristianismo originario

 

Cuando los primeros cristianos se reunían para comer y beber juntos, los animales no tenían que morir para ello. Porque Jesús les había aclarado a sus sucesores que los animales también sienten y les había encargado no matar a ningún animal. También Moisés ya cumplía esto. Pero los sacerdotes falsificaron las revelaciones de Dios y  en Israel introdujeron un culto con crueles sacrificios de animales. Los mismos sacerdotes israelitas mataban y cuidaban de qué clase de carne podía comer el pueblo de Israel y cual no, y cómo debía ser preparada cada una.

 

Solo unos pocos años después de su época a Jesús le sucedió de modo similar a Moisés. También el mensaje de este fue falsificado, por ejemplo por Saulo, quién pronto se hizo llamar Pablo. Él evidentemente no sabía nada sobre lo que Jesús enseñó sobre los animales y como Él también los amaba. Pablo enseña que un cristiano puede comer “todo lo que se vende en la carnicería” (1era a los Corintios 10, 25). Y otros escritores del Nuevo Testamento incluso les cuentan a las comunidades sobre “animales irracionales nacidos para ser cazados y destruidos” (2da de Pedro 2, 12).

 

La última cena, como la pintó Lucas Cranach Jesús, Judas, Lutero, Melanchton y otros nobles se coKirchliches Abendmahl mit Ente men un pato (Pintura en la capilla del castillo de Dessau).

 

Pablo de hecho es judío, pero ya no reconoce los mandamientos y leyes judías, a las cuales también pertenecen las instrucciones sobre la alimentación, como camino de salvación hacia Dios. Sin embargo, estarían dadas por Dios y serían “buenas”, pero nadie podría cumplirlas, así Pablo. Por esto se libera de ellas y se remite con ello a Cristo. Pero esto lo hace injustamente, porque Jesús no abolió los Mandamientos dados por Dios (ver Mateo 5, 17). Él corrige con su “pero yo os digo” solo las falsificaciones de los Mandamientos y profundiza muchas cosas, lo que ya había sido dado por Moisés y otros profetas. Por ejemplo, que los animales son el “prójimo animal” y que quieren ser amigos de los hombres y por esto no hemos de comerlos, como se puede leer en los evangelios “apócrifos”, fuera de la Biblia (ver "El Teologo N 7", Jesus y° los primeros cristianos fueron amigos de los animales). O que los animales, cuando se les tortura o mata, sufren grandes dolores. Esto sin embargo en las prescripciones judías y para Pablo no tiene mayor importancia.

 

Pablo como judío también es ciudadano romano y come carne sin reparo, como la mayoría de los acomodados ciudadanos romanos. Esto también es adoptado en las comidas de las comunidades atendidas por él. Los primeros cristianos dentro de lo posible generalmente se encuentran por las tardes para comer juntos, o de forma especialmente festiva para la cena.

 

Pablo discute con Pedro

 

Durante una visita de Pedro y otros delegados de la comunidad originaria de Jerusalén a una comunidad fundada por Pablo, se produce un conflicto. Los jerosolamitas rechazan la cena en común. Por esta razón Pablo los sermonea y amonesta(Biblia, Epístola a los Gálatas 2). Las advertencias sobre la autoridad de los apóstoles Pablo las enfrenta con arrogancia con las palabras. “Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo) nada me importa; Dios no se fija en las apariencias de las personas (Gálatas 2, 6). 

 

Pablo presenta el conflicto de tal manera como si Pedro y sus acompañantes se empeñaran en querer mantener el cumplimiento de las instrucciones dietéticas de Jesús también para los seguidores no judíos. Pero esta interpretación debe ser puesta en duda si se incluyen los relatos de las escrituras apócrifas (ver arriba). Es más verosímil según esto, que ni siquiera quisieran comer carne, tal como les fue aclarado por Jesús –y además si en este marco se celebraba la cena durante la cual uno se hace consciente de que Cristo vive y está presente. El cumplimiento en comunidad de las instrucciones de alimentación judía visto en este trasfondo, quizás fue una propuesta de compromiso de parte de Pedro y de los otros apóstoles, a Pablo y a los seguidores de este. Con esto se podría haber tenido en consideración a los cristianos judíos y por otro lado haber frenado el consumo desmedido de carne.


Pues según el precepto del Antiguo Testamento sobre la comida, algunos animales, como por ejemplo la liebre o el cerdo, están protegidos de ser matados. Y en el mandamiento judío de no comer productos de la sangre, aún se refleja un resto de respeto a otras formas de vida, lo que Moisés había transmitido a los israelitas. En este sentido también se halla en los hechos de los apóstoles, en el Nuevo Testamento, que a los “paganos que se conviertan a Dios", solo se les debe imponer que deben abstenerse “de la idolatría, de la fornicación y de la carne no desangrada y del consumo de la sangre”.

 

Pero Pablo ya no se atenía mucho a esta tradición (la “basura” según Filipenses 3, 8) y era internamente el romano totalmente “racionalizado” y seguro de sí  mismo. Y así  se comporta durante el conflicto como ágil diplomático y no como uno que alguna vez se expone a sí mismo. Además, lo considera como avance en el sentido de que la nueva “libertad” que  él enseña, que no es necesario saber si la carne servida en la merienda fue anteriormente consagrada en cultos a dioses paganos. Él interviene cuando algunos miembros de la comunidad han participado en las cenas de culto de otras sociedades religiosas, y finalmente declara la incompatibilidad de ambos grupos de comensales. En definitiva está dispuesto a renunciar a la carne durante la comida –pero no por los animales, sino por “consideración”, desde su punto de vista, al credo de los “débiles” vegetarianos, es decir, por consideración a aquellos “débiles en la fe” que tenían escrúpulos frente al consumo de carne, si esta había pasado antes por las manos de sacerdotes paganos. Ambos motivos a la renuncia del consumo de carne, el motivo de culto o el de la simpatía por los animales, pueden haber existido. Si de las partes involucradas no se han de esperar problemas, entonces desde el punto de vista de Pablo no habría nada en contra del consumo de carne.

 

Pablo se impone con su rumbo, y con sus manuscritos y los de sus alumnos se extienden pronto por todo el Nuevo Testamento. El discípulo de Pablo, Lucas, en su evangelio coloca al apóstol Pedro en un acto de injusticia y le atribuye una supuesta visión de Dios, en la que dice. “Levántate Pedro, mata y come” (Hechos 10, 13). Y después de que Pedro se habría  resistido, aparentemente la voz le habría dicho: “Lo que Dios ha criado puro, no digas que está prohibido” (Hechos 10, 15). Supuestamente Pedro tenía dudas de comer carne y de comerse determinados animales. Según fuentes extra bíblicas, fueron más bien consideraciones a favor de los animales. Posiblemente también fueran ambas cosas. Una verdad (“Las instrucciones sobre cultos judíos no son mandamientos de Dios”) de esta visión es mezclada con una mentira (“Dios confió los animales a los hombres para su consumo”) –una mezcla que aún hoy invocan las Iglesias.

 

El siguiente paso en esta dirección está documentado en la carta de Timoteo de la Biblia, que presumiblemente fue redactada por un alumno de Pablo. Ahí se habla de seductores que ordenan, “abstenerse de alimentos que Dios creó para que en una acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad [Con esto se refiere probablemente al consumo de carne]. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada debe desecharse si se toma como acción de gracias; porque es santificado por la palabra de Dios y por la oración” (4, 1-5). Esta cita bíblica la prefieren las Iglesias para justificar el consumo de carne. Con esto, en teoría un caníbal podría justificar igualmente el consumo de carne humana si no se olvida previamente del rezo correspondiente.

 

Carne para los teólogos


Los disidentes son acusados en la primera carta a Timoteo de “satánicos mentirosos”. Una funesta controversia se pone en movimiento. Las comunidades paulistas originales se hacen estables, y algunas generaciones más tarde se forma de estas una iglesia estatal que ejecutaba cada vez más a disidentes –como en generaciones anteriores se mataba primero al cerdo, a la oveja y al buey.

Mientras que en la sociedad actual aumenta el sentimiento por el sufrimiento de los animales y muchas personas abogan por el fin de la crianza de animales en gran escala, los crueles ensayos con animales, los transportes de animales y las matanzas en los mataderos, los jerarcas de las Iglesias institucionales (en Alemania la Iglesia católica y la protestante) siguen apoyándose en Pablo.

También en el acuerdo conjunto de las Iglesias sobre la “enseñanza de la justificación” (“Solo la fe hace justicia ante Dios”) del 31.10.1999 en Augsburgo, Alemania, se repite nuevamente la misma escena: Aparece un vehículo distribuidor de una carnicería cargado con carne y embutidos para agasajar a los jerarcas del Vaticano y de la Unión Mundial Luterana –según Pablo “Comed todo lo que es vendido en el mercado y no averigüéis al respecto para no cargar vuestra conciencia”. Así lo siguen manteniendo desde hace unos 2000 años.

Sin embargo, cada vez más personas se abstienen de matar  y comer animales. Ellas ven a la Tierra como un todo, como su sustentadora, como una parte de su propia vida. Se alimentan de lo que la tierra les regala y lo preparan con esmero, como lo enseñó Jesús de Nazaret a sus seguidores.

Ver en extenso "El Teologo N° 7", Jesús y los primeros cristianos fueron amigos de los animales.
 


3ª parte 

  Pablo puesto en duda:
¿Servidor humilde o teólogo
presuntuoso?

 Al final de su vida entendió lo que Jesús quería

El hinduista Mahatma Gandhi, combatiente pacífico y precursor de la independencia de la India, que estaba fascinado por la enseñanza de Jesús, rechazó la enseñanza de Pablo. ¿Presintió Gandhi lo que Jesús quería decir con las palabras: “Mi reino no es de este mundo”, cuando fue arrastrado cada vez más por los violentos enredos políticos de la guerra por la independencia de la India? ¿Qué hay al respecto en las cartas de Pablo? Pablo y sus alumnos se distancian notoriamente de Jesús cuando aprueban la dictadura del imperio romano como de cualquier otro Estado, de llevar la “espada de Dios”, cuando al súbdito se le ordena que obedezca (Romanos 13, 1-4). Esto seguramente nunca fue el sentir de Jesús cuando declaró. “Dadle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios”. Estas y otras discrepancias en relación a Jesús también las tiene en vista el científico Dr. Robert Kehl, cuando dice que un “segundo nacimiento del cristianismo” sería necesario para que tenga lugar una liberación de pensamientos no cristianos y de las enseñanzas de Pablo.

Saulo de Tarso, posteriormente llamado Pablo, proviene de una familia acomodada de eruditos en Tarsos/Asia menor, la actual Turquía, que estaba bajo el derecho romano. Como miembro de un rígido movimiento religioso judío de los fariseos, también tuvo posiblemente “ventajosas” relaciones con la corte de Herodes en Jerusalén y también con el séquito de Nerón en Roma. Su conocimiento sobre Jesús provenía especialmente de su tiempo como “encargado de las sectas” de los fariseos, cuando observaba y perseguía a la comunidad originaria. Incluso después de su conversión siempre mantenía una cierta distancia hacia los apóstoles, quienes le podrían haber comunicado muchos detalles sobre el hombre de Nazaret, que Pablo no conocía, y que lamentablemente tampoco le interesaban mucho.

Desde el principio Pablo sigue su propio camino,  lo que muy pronto le lleva a considerables discrepancias con el cristianismo primitivo. El hombre de Tarso reclama para sí el contacto directo con Dios e invoca revelaciones propias.

 

  ¿Quién habla aquí en “lenguas”?

 

En algunas de las comunidades fundadas por Pablo entre algunos miembros se difunde en breve el fenómeno de “hablar en lenguas”, que aparentemente son revelaciones proféticas del Espíritu de Dios en idiomas extranjeros, que son interpretadas para la “cimentación” de la comunidad (1de Corintios 12, 10). Tanto un “profeta” como un intérprete no dominan este idioma extranjero. Jesús y sus apóstoles no practicaban esto; sin embargo este fenómeno estaba muy difundido en el entorno pagano. Según investigaciones parasicológicas se trata de mensajes transmitidos por almas del Más allá, que se sirven de células cerebrales de algunas personas y también de su fuerza, de manera que a la larga esto puede ocasionar depresiones. La calidad y el contenido de veracidad es totalmente incierto. De esta forma las almas se pueden dar importancia mediante sus sugerencias e incluso pueden mofarse de los que escuchan, haciéndose pasar por “Cristo” u otras personalidades. Para aclarar este fenómeno oculto y descubrir detrás de esto al falso Cristo, hubiese sido necesaria la aclaración paulatina de cada cual según la medida del Sermón de la Montaña. Pero Pablo y algunos más de sus partidarios más bien se complacían con estos “acontecimientos exitosos” mediáticos, en vez de liberarse de pensamientos e imaginaciones de prepotencia. Y así estos ingresaron en el mensaje cristiano. Correspondientemente es el comportamiento de Pablo. Él se presenta con mucha arrogancia y exige seguir su “ejemplo” (por ejemplo 1 de Corintios 11, 1).

 

  “Yo debería ser elogiado”

 

Hábilmente coquetea con la humildad y muestra su “debilidad” para decir después en otra parte: “Yo debería ser elogiado por vosotros”, o “s in embargo si quisierais glorificarme, no sería insensato, porque diríais la verdad; pero lo dejo para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve u oye de mí” (2da Corintios 12, 5-6). ¿Es esto auténtica humildad? O es solo la brillantez de un intelecto – de un hombre que sabe que debería ser humilde. Él habría sido un “mal orador”. Sin embargo según los “Hechos”, lo que el rey judío Agrippa dice sobre Pablo debería acercarse más a la verdad: “No falta mucho y me convencerás y harás un cristiano de mí” (26, 28). Pablo replica de inmediato y completa: “… no solo tú, sino todos los que hoy me han escuchado” deberían llegar a ser “lo que yo soy”. A la vez, Pablo siempre pretexta cumplir la voluntad de Dios y hacer todo en honor a Cristo. Él aquí conoce muy bien la teoría cristiana. ¿Pero la habrá asimilado en su interior? ¿O sigue siendo el antiguo “Saulo”?

 

El historiador Karlheinz Deschner, después de estudiar las escrituras de Pablo, llega a un resultado poco halagador: Pablo “no tolera que a su alrededor haya personas que piensan de forma independiente”. Y el teólogo Riciotti expone: “Apollos, el pensador con las ideas originales, no permanece por mucho, tampoco como el Barrabás maduro” (según Deschner, Abermals krähte der Hahn, pág. 193).

  

“¡Maldito sea el falso hermano!”

Su trato con los apóstoles y discípulos, que el propio Pablo describe en la Biblia, apoya esta interpretación. Mientras que Pablo llama a otros a la disciplina fraternal, él se escabulle hábilmente de la corrección por parte de la comunidad. Con esto básicamente sigue siendo un solitario y en su carácter sigue siendo en gran parte el de siempre. Pablo está tan seguro de su causa, que a aquellos de la comunidad que piensan distinto los llama sin escrúpulos "falsos hermanos” y se deja arrastrar para replicar a críticos de su línea con las palabras, “este sea anatema” (Gálatas 1, 8). Esta frase en los siglos posteriores llega a ser la declaración estándar durante las condenaciones de la inquisición eclesiástica. Pablo tampoco teme entregar a “lascivos” a “Satanás”. “S ea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor” (1 Corintios 5, 5). Los inquisidores eclesiásticos de los siguientes siglos se basaron con complaciencia en estas declaraciones para fundamentar la ejecución de los discrepantes –con el corolario de Pablo de que de esta manera se podían salvar las almas. 

Las huellas se pierden

 

Que en el ámbito romano de aquellos tiempos se hayan impuesto las comunidades, mientras que la comunidad original de Jerusalén desapareciera en poco tiempo, no tiene nada que ver con la fuerza impositiva y el fuerte ego de Pablo, sino con las posibilidades financieras. Pablo se esmeraba a pesar de todas las diferencias, de que no se llegara a la quiebra de la comunidad originaria de Jerusalén. Y  como señal de su apoyo, hace colectas para reunir dinero para la comunidad de Jerusalén y se empeña en este servicio a los “santos”, lo que se puede considerar a favor de él. No se sabe mucho sobre lo que llevó a este ocaso y lo que sucedió en Jerusalén en aquel año y los venideros. Pero en todo caso contribuyó a que en el imperio romano se desarrollara un cristianismo según las ideas de Pablo. A Pella, en la actual Jordania, habría emigrado la comunidad cuando los cristianos originarios no quisieron participar en el levantamiento de los judíos contra Roma. Así se ha transmitido. Allí, en el país del Jordán, se pierden las huellas, y después vuelven a aparecer en los primeros informes sobre herejías que circulan en el siglo II, en la tal llamada “primera Iglesia católica”, que se ha desarrollado de las comunidades fundadas por Pablo. Por ejemplo existirían algunas herejías que niegan la muerte redentora de Jesús, como es anunciado por Pablo; también niegan la capacidad de que la sangre de Jesús pueda sanar, como también el pecado original y el nacimiento virginal. Pero también se pierde la huella de Pablo. Se dice que habría perdido la vida durante la persecución de los cristianos en Roma, bajo Nerón, lo que presumiblemente puede ser cierto. 

 

Pablo es consolado


De una nueva revelación del presente proviene la notoria referencia de que Pablo habría reconocido sus errores y que en los últimos años de su vida se habría convertido en un fiel combatiente y en una herramienta para Cristo (Heimholungswerk Jesu Christi, Linz/Österreich, 9.11.1980). Suponiendo que la profecía fuese correcta, Pablo ya no pudo evitar que mucho de lo que ha escrito siga siendo divulgado como su enseñanza. Mientras por una parte se dice en su carta a los romanos (13, 1) que Pablo era el “súbdito más obediente” de la autoridad romana,  él es perseguido y asesinado por ellos, pero las falsas semillas que él había sembrado brotan en forma de iglesias en numerosos lugares del imperio romano.

 

Aproximadamente 250 años más tarde la institución Iglesia ascendiente para convertirse en la única religión estatal, elimina todas las escrituras de los opositores de Pablo (Expropiación de los cristianos originarios a favor de la Iglesia desde el año 326 bajo el emperador Constantino; única religión estatal de la Iglesia y ejecución de disidentes a partir de 380 bajo el emperador Teodosio I). Empero los escritos de Pablo, que el hombre de Tarsos según esto ya no pudo corregir, son incluidos en la Biblia y declarados sin excepción como “palabra de Dios”. Junto a esto –como ya se mencionó– está comprobado que al celebrado “Apóstol” se le imputaron muchas cosas. Así, la mayoría de los teólogos y científicos religiosos están actualmente convencidos de que algunas de las cartas de Pablo en la Biblia no son de él sino que fueron escritas por sus alumnos (Las dos Cartas a Timoteo; La Carta a Tito; La Carta a los Colosenses; La Carta a los Efesios; La 2da Epístola a los Tesalonicenses). Posiblemente se ignoraron conscientemente correcciones que habría hecho el propio Pablo. Pero poco antes de su muerte – de acuerdo al concordante texto arriba citado – Pablo es consolado por Cristo, de que llegará el tiempo en el cual sus errores serán corregidos. Esto también sería el final esperanzador de una vida como raras veces ha acuñado la historia y su época …  

 


Editorial Gabriele La Palabra
 


El texto se puede citar como sigue:

Revista “Der Theologe”, editor Dieter Potzel, edición Nº 5: Cómo Pablo falsificó la enseñanza de Jesús, Wertheim 2000, citado según www.theologe.de/pablo.htm, redacción del 7.8.2022
 

 

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